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Tejido muscular vs tejido adiposo: el equilibrio que define tu salud

Foto de VARUN RADHAKRISHNAN en Unsplash

En nuestro cuerpo conviven dos tejidos con funciones opuestas: el tejido muscular y el tejido adiposo. Aunque ambos son esenciales, su equilibrio determina gran parte de nuestra salud metabólica, funcional y cardiovascular.

Dos actores con roles contrarios

El tejido muscular es un verdadero protector interno.

  • Tiene efectos antiinflamatorios
  • Previene la apoptosis celular (muerte prematura de células)
  • Evita la formación de coágulos y placas ateromatosas
  • Mejora la sensibilidad a la insulina y regula el metabolismo

En cambio, el tejido adiposo —especialmente el visceral— puede actuar como un generador de riesgo:

  • Promueve la inflamación crónica de bajo grado
  • Favorece la resistencia a la insulina
  • Libera sustancias que alteran el equilibrio hormonal y metabólico
  • Contribuye a la formación de coágulos, ateromas y disfunción muscular

Un diálogo molecular constante

Cada vez que el tejido adiposo libera una sustancia proinflamatoria o perjudicial, el tejido muscular responde con miocinas —moléculas protectoras que bloquean esos efectos. Es una especie de “contrapeso biológico” que busca mantener el equilibrio.

Por ejemplo: Si el tejido adiposo libera TNF-α (una citocina inflamatoria), el músculo responde con IL-10 o irisina, que contrarrestan la inflamación. Si hay exceso de grasa y resistencia a la insulina, el músculo activa vías como mTOR para preservar la síntesis proteica y la función celular.

¿Por qué importa este equilibrio?

Cuando predomina el tejido adiposo y el músculo se reduce —como ocurre en la obesidad sarcopénica— el cuerpo entra en un estado de vulnerabilidad:

  • Mayor riesgo de diabetes tipo 2
  • Fragilidad y pérdida de autonomía
  • Enfermedades cardiovasculares y metabólicas
  • Disminución de la calidad de vida

Por eso, preservar la masa muscular no es solo cuestión de fuerza o estética: es una estrategia de salud integral.

¿Qué puedes hacer?

  • Moverte más: el ejercicio activa el músculo y sus funciones protectoras
  • Comer mejor: suficiente proteína, micronutrientes y control del exceso calórico
  • Evitar el sedentarismo: cada hora sentado sin moverse afecta el equilibrio metabólico
  • Consultar con profesionales: dietistas-nutricionistas, médicos y fisioterapeutas pueden ayudarte a diseñar un plan personalizado.

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