Publicaciones

¡Es evidente!

Foto de The Worthy Goods en Unsplash

La evidencia es la certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar. Y en salud, esa certeza es imprescindible. Cuando un dietista-nutricionista te recomienda una dieta, un suplemento o un cambio de hábitos, no lo hace por intuición ni por modas: lo hace basándose en pruebas. A esto lo llamamos nutrición basada en pruebas o nutrición basada en la evidencia.

¿Qué significa realmente esto?

Significa que cada indicación nutricional nace de un proceso riguroso:

  • Se estudia cómo funciona tu cuerpo desde la bioquímica: hormonas, metabolismo, digestión, inflamación, absorción de nutrientes.
  • Se interpretan tus signos y síntomas: lo que sientes, lo que se observa y lo que muestran tus analíticas.
  • Y se seleccionan las indicaciones nutricionales que mejor encajan con tu diagnóstico, tu situación y tus preferencias.

El profesional debe manejar con habilidad esta relación entre bioquímica, cuerpo y clínica para poder ofrecerte un tratamiento verdaderamente personalizado. Nada es al azar.

¿Qué ventajas tiene para ti como paciente?

  • Menos variabilidad en el proceso de atención. No depende del “estilo” del profesional, sino de un método claro y reproducible.
  • Protección frente a modas y mensajes engañosos. La evidencia permite distinguir lo que funciona de lo que solo está de moda.
  • Capacidad de identificar estudios bien diseñados y aplicables a tu caso. No todo lo que se publica sirve para todos; la clave está en saber interpretarlo.
  • Elección de la mejor alternativa disponible. Entre todas las opciones posibles, se selecciona la que ha demostrado mejores resultados para pacientes con tu situación.
  • Respeto por tus preferencias. Si existen varias alternativas con evidencia, se elige la que mejor encaja contigo, tu estilo de vida y tus preferencias.
  • Mayor seguridad y coherencia en el tratamiento. Cada paso tiene un fundamento y un objetivo claro.

¿Por qué importa tanto?

Porque detrás de cada indicación nutricional hay un proceso complejo: escuchar, evaluar, interpretar, estudiar y decidir. Y porque cuando hablamos de salud, improvisar no es una opción. Si no se trabaja con evidencia, el trabajo no está bien hecho.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *