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La evidencia es la certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar. Y en salud, esa certeza es imprescindible. Cuando un dietista-nutricionista te recomienda una dieta, un suplemento o un cambio de hábitos, no lo hace por intuición ni por modas: lo hace basándose en pruebas. A esto lo llamamos nutrición basada en pruebas o nutrición basada en la evidencia.
¿Qué significa realmente esto?
Significa que cada indicación nutricional nace de un proceso riguroso:
- Se estudia cómo funciona tu cuerpo desde la bioquímica: hormonas, metabolismo, digestión, inflamación, absorción de nutrientes.
- Se interpretan tus signos y síntomas: lo que sientes, lo que se observa y lo que muestran tus analíticas.
- Y se seleccionan las indicaciones nutricionales que mejor encajan con tu diagnóstico, tu situación y tus preferencias.
El profesional debe manejar con habilidad esta relación entre bioquímica, cuerpo y clínica para poder ofrecerte un tratamiento verdaderamente personalizado. Nada es al azar.
¿Qué ventajas tiene para ti como paciente?
- Menos variabilidad en el proceso de atención. No depende del “estilo” del profesional, sino de un método claro y reproducible.
- Protección frente a modas y mensajes engañosos. La evidencia permite distinguir lo que funciona de lo que solo está de moda.
- Capacidad de identificar estudios bien diseñados y aplicables a tu caso. No todo lo que se publica sirve para todos; la clave está en saber interpretarlo.
- Elección de la mejor alternativa disponible. Entre todas las opciones posibles, se selecciona la que ha demostrado mejores resultados para pacientes con tu situación.
- Respeto por tus preferencias. Si existen varias alternativas con evidencia, se elige la que mejor encaja contigo, tu estilo de vida y tus preferencias.
- Mayor seguridad y coherencia en el tratamiento. Cada paso tiene un fundamento y un objetivo claro.
¿Por qué importa tanto?
Porque detrás de cada indicación nutricional hay un proceso complejo: escuchar, evaluar, interpretar, estudiar y decidir. Y porque cuando hablamos de salud, improvisar no es una opción. Si no se trabaja con evidencia, el trabajo no está bien hecho.

