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Come con todos los sentidos

¿Has oído alguna vez de “comer con los sentidos”? En este artículo os vamos a dar algunas claves sencillas para sentir cada bocado y cada alimento con cada uno de los cinco sentidos: vista, oído, gusto, tacto y olfato.

Alba Escobar. Psicóloga

Cuando estamos comiendo, el sentido del gusto parece el más relevante, pero también puede proporcionarnos placer incorporar el resto de sensaciones. Cuando te sientes a la mesa, pon toda tu atención en ese momento; la alimentación consciente es esencial para alimentarnos con salud.

La Vista: parece una cosa muy simple, pero la distribución de los alimentos en el plato puede aportarnos placer visual. Desde el dibujo o el color del mismo plato hasta la colocación de los alimentos: puedes ordenarlos por colores, haciendo formas, unos encima de otros… Hay infinitas combinaciones y no te llevará mucho más tiempo del habitual al emplatar.


El Oído (preferiblemente en un ambiente tranquilo): puede ser uno de los más difíciles de conseguir, ya que hay que prestar atención al masticar. Prueba a crujir los alimentos con los dientes más lento o más deprisa, observando las diferencias en el sonido, y también respecto a otros alimentos.


El Gusto: aquí lo importante es detectar los sabores de cada alimento a través de nuestras papilas gustativas presentes en la lengua. Dale vueltas al alimento suavemente mientras lo masticas tranquilamente y sin prisa, notando todo el sabor que contiene, e intenta describirlo con adjetivos: dulce, ácido, amargo, picante, con un toque afrutado, salado…

El Tacto: la dieta mediterránea es característica por su variedad, y en ella puedes encontrar diferentes alimentos con texturas propias. Meloso, duro, seco, jugoso, hebroso, suave, rugoso, con grumitos… ¿cómo es el alimento que estás comiendo? Dedica unos momentos a detectarlo antes de masticar y tragar; tómate tu tiempo.


El Olfato: se puede practicar tanto cuando se cocina como mientras se come, y es que en el proceso de preparar la comida se pueden detectar los distintos aromas que cada alimento tiene en cada momento. Si te resulta difícil, antes de cocinar para y acerca el alimento a tu nariz, y luego haz lo mismo cuando esté listo para comer. También puedes dedicar un par de minutos entre que pones el plato en la mesa y empiezas con el primer bocado para intentar adivinar los sabores a través del aroma que despide la comida.


Comer con los cinco sentidos tiene muchos beneficios, entre ellos controlar la velocidad de la ingesta, encontrar placer no sólo en el sabor de los alimentos sino en todas las propiedades que detectamos a través de nuestros sentidos y de las que muchas veces no nos damos cuenta, o incluso disfrutar aún más si cabe de ese capricho permitido por haber cumplido la dieta toda la semana. Pruébalo y nos cuentas, notarás la diferencia.

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